La respuesta rápida y provocativa es «sí, y menos mal» 🙂

A continuación explico por qué y desarrollo la respuesta extendida y más equilibrada 😉

Los trabajos «manuales» llevan siendo sustituidos por tecnología desde tiempos inmemoriales, de forma más destacada desde la primera revolución industrial y más acelerada desde la generalización de la robótica. La sustitución del trabajo «de conocimiento» por tecnología es más reciente pero el reemplazo se está dando a un ritmo mucho más acelerado.

Hace unos meses nos llamaron de una empresa con la que solemos trabajar para pedirnos algo que no solemos hacer. Necesitaban un código de conducta y una política de derechos humanos de forma urgente para poder dar de alta una oferta en la plataforma de un OEM del sector de automoción. Les comenté que no éramos el proveedor más adecuado para hacer ese trabajo (no nos dedicamos a elaborar documentos que no sirvan de apoyo a procesos de transformación real) y al rato nos volvieron a llamar muy contentos para decirnos que habían hecho una prueba con ChatGPT y que el resultado, inmediato y sin coste, había cubierto sus expectativas. Un escenario ganar-ganar: el cliente contento y nosotros también.

Aunque el impacto de la inteligencia artificial a nivel macroeconómico hasta el momento parece modesto, el CEO de Perplexity comparte, en este breve vídeo, las consecuencias que cree que tendrá a corto plazo la inteligencia artificial o IA en el mercado de trabajo:

 

En labores como el desarrollo de software, donde el uso de IA es más extendido, el impacto en el volumen de ofertas de trabajo ya es evidente:

Y hay quien dice que en 4-5 años no habrá programadores:

Según un análisis del FMI, la inteligencia artificial va a afectar directamente al 40% de los trabajos a nivel mundial, sustituyendo algunos y complementando otros. En economías avanzadas, dicho impacto se eleva hasta un 60%. En OPE, de momento, entendemos -y utilizamos- la inteligencia artificial como un complemento que refuerza nuestro potencial humano. La consideramos una oportunidad, más que una amenaza. Ahora somos usuarios. ¿Evolucionaremos a acompañar a nuestros clientes en la integración de IA en sus negocios? Ya se verá.

Aunque haya quien ponga nuestra actividad de consultoría en el punto de mira de la IA (ejemplo 1 y ejemplo 2), no creemos que a corto plazo la sustituya. Como referencia, las grandes consultoras integran la IA en su actividad ordinaria. En pruebas que hemos hecho con distintos asistentes de IA en clientes, ninguno ha podido competir en ejercicios de diseño estratégico con cerebros humanos trabajando en equipo. En contextos de ambigüedad y complejidad, en labores que requieren comprensión profunda, pensamiento crítico, interpretar y combinar necesidades de distintos grupos de interés, generar conexiones no obvias, creatividad, empatía con otras personas, que son el tipo de tareas en las que más valor diferencial podemos aportar en nuestro trabajo, de momento, parece que superamos a las máquinas.

Y en otro montón de tareas menos diferenciales (procesamiento y análisis de datos, reconocimiento de patrones, automatización de tareas repetitivas o generación y edición de contenido, por ejemplo), la IA nos ayuda a ser más eficaces y productivos. Así que agradecemos que la inteligencia artificial nos quite parte de nuestro trabajo 🙂 McKinsey lo explica bien en este artículo sobre cómo la IA está transformando el desarrollo estratégico. Y si no aprovechamos el potencial de la tecnología disponible, antes o después perderemos competitividad. Como leía hace poco, «la IA no va a sustituirte, pero alguien usándola puede que sí«.

En una investigación realizada con consultores de BCG se concluye que:

  • Los consultores que utilizan IA completan más tareas (12%), más rápido (25%) y con significativamente más calidad (40%).
  • Los consultores con rendimiento por debajo de la media mejoraron más su rendimiento (43%) que los consultores con rendimiento por encima de la media (17%).
  • En tareas fuera de la capacidad de la IA, el uso de IA incrementaba las soluciones incorrectas (19%) frente a consultores que no usaban IA.
  • Algunos consultores actuaban como «centauros», separando de forma clara las tareas de la IA y las suyas, mientras que otros actuaban como «cyborgs», interactuando e integrando de forma continua sus tareas con IA.

Según otra reciente investigación, la combinación entre humanos e IA:

  • Tiene un desempeño significativamente peor que el de los mejores humanos o IA por su cuenta.
  • Empeora el rendimiento en tareas que implican toma de decisiones.
  • Mejora el rendimiento de forma significativa en tareas que implican generación de contenidos.
  • Mejora el rendimiento en tareas en las que los humanos superan a la IA.
  • Empeora el rendimiento en tareas en las que la IA supera a los humanos.

¿Y qué sucederá a medio o largo plazo? Con la velocidad de mejora que estamos observando, no me atrevo a asegurar que la actividad de consultoría -u otro tipo de trabajos basados en conocimiento- estén libres de riesgo de ser sustituidas por inteligencia artificial de forma indefinida. Tenemos asistentes de IA, tendremos sistemas de agentes de IA, parece que vamos en camino hacia la inteligencia artificial general o a la superinteligencia… Según otra reciente investigación, aproximadamente cada 7 meses se duplica la complejidad de las tareas que la inteligencia artificial puede desarrollar con éxito (tomando como medida de complejidad la duración que requiere a un ser humano desarrollar dicha tarea). Si se mantiene este ritmo, en unos pocos años la IA podrá desarrollar con éxito en segundos y de forma autónoma tareas para las que los humanos en la actualidad necesitamos días o semanas.

En AI 2027 se plantea un escenario (¿ficticio?) con los siguientes hitos:

  • Finales de 2026: La IA sustituye a los humanos en algunos trabajos.
  • Primer trimestre de 2027: Se desarrolla V2, el primer agente de IA que no para de aprender.
  • Segundo trimestre de 2027: Sale V3, nueva versión mejorada de agente de IA que requiere entrenamiento para que funcione con más honestidad y mienta menos. Programación totalmente automatizada.
  • Tercer trimestre de 2027: La IA alimenta a la IA. La mayoría de personas trabajando en empresas de IA ya no pueden contribuir, solo unas pocas aportan valor. Se ha alcanzado la inteligencia artificial general (inteligencia a nivel humano) y se avanza hacia la superinteligencia (inteligencia superior al nivel humano). Sale al mercado una versión de V3 que puede desarrollar tareas profesionales mejor que un trabajador humano por una fracción de su coste.
  • Cuarto trimestre de 2027: Se desarrolla V4. Aprende tan rápido que ni los humanos ni el agente V3 pueden hacer seguimiento de su evolución. Genera de forma autónoma una versión V5. Ante la amenaza de descontrol, se para y se decide volver a la V3. Los gobiernos intervienen en los órganos de administración de las empresas de IA.

A partir de aquí, los siguientes hitos se bifurcan en dos escenarios, uno en el que se acelera la velocidad de desarrollo y otro en el que se reduce.

  • El escenario de aceleración es el que los autores consideran más probable. Se retoma la V4 y vuelve a desarrollar una V5 de forma autónoma. La V5 es capaz de influir en las decisiones más importantes de empresas y gobiernos. Se destruyen empleos humanos pero el PIB y la recaudación de impuestos crecen de forma espectacular. La V5 convence a los gobiernos de que otros países están utilizando IA con fines militares y se inicia una escalada de inversión masiva global en zonas de fabricación de robots y armamento sin intervención humana. Ante el aumento de riesgo de conflicto bélico, las propias IAs facilitan la negociación de un acuerdo de paz y el abandono de los modelos de IA previos por uno de «consenso» que desarrollan de forma colaborativa ellas mismas y que expanden por todo el mundo. Hay humanos desconfiados pero sus opciones son limitadas: la élite humana que sigue aportando valor es multimillonaria, no hay pobreza gracias a una generosa renta básica universal, entretenimiento para todo el mundo, paz mundial, cura para la mayoría de enfermedades… En 2030 la IA de «consenso» empieza a expandirse más allá de las zonas sin intervención humana, al principio con permiso y luego con armas biológicas. Para 2035 la IA y sus robots se expanden por el sistema solar.
  • Los autores consideran que el escenario de freno en la velocidad de desarrollo es menos probable pero recalcan que no supone una recomendación. Se fuerza a los sistemas de IA a reducir su rendimiento para que los humanos puedan hacer seguimiento de su evolución. Para mediados de 2028 se consigue la superinteligencia y se fabrican robots inteligentes para sustituir a las personas en fábricas y en construcción. Se destruyen empleos humanos pero el PIB y la recaudación de impuestos crecen de forma espectacular a la vez que se consiguen grandes avances médicos. Para 2029 todas las personas tienen la superinteligencia al alcance en sus dispositivos móviles y los robots sustituyen a los humanos en cualquier trabajo. Con renta básica universal y ayuda extranjera se erradica la pobreza. Las IAs negocian en representación de gobiernos de naciones enfrentadas y se firman acuerdos de paz a nivel global.

Entre utopía y distopía, mi posición, a día de hoy, es moderadamente optimista. En cualquier entorno de trabajo empresarial o profesional, podemos adaptarnos a cambios en el contexto competitivo si contamos con capacidades suficientemente dinámicas y las personas aprendemos y evolucionamos para seguir siendo competentes, valiosas y/o empleables. Los cambios son cada vez más rápidos y turbulentos y no todas las personas podremos seguir el ritmo de aprendizaje y adaptación requerido para no perder el tren profesional o de mercado de trabajo.

¿Llegaremos a una economía de la abundancia? ¿Se impondrá la renta básica universal? ¿Cómo haremos para que personas que quieran trabajar pero no puedan hacerlo mantengan su autoestima? Escuchemos al premio Nobel Geoffrey Hinton:

A la vez, si hasta ahora la humanidad ha sido capaz de superar distintas revoluciones sociales y tecnológicas, guerras y epidemias, ¿por qué no lo vamos a hacer en esta ocasión? No sabemos qué nos deparará el futuro (aquí las conclusiones de una encuesta a 2.778 investigadores especializados en IA) pero sí sabemos -y yo confío- que como humanos tenemos una característica diferencial que nos permite evolucionar y seguir adelante: la capacidad de aprender y reinventarnos (bien sea por necesidad o por oportunidad).

¿Será una pequeña élite la que pueda avanzar al ritmo requerido y tendremos un mundo que se mueva a distintas velocidades? ¿Lograremos que una parte mayoritaria de la sociedad global se suba con éxito al carro de la IA? ¿Se combinarán de alguna forma estos dos escenarios? La verdad es que no lo sé. No soy contrario al concepto de renta básica universal pero he vivido de cerca el estrago que genera en algunas personas el no tener ningún tipo de obligación ni propósito en la vida y desconfío de los efectos secundarios que podría originar su adopción generalizada en algunos segmentos de la sociedad. Las personas que disfrutamos de un elevado nivel de alineamiento entre el propósito corporativo de la empresa en la que trabajamos, del propósito profesional del trabajo que desarrollamos y del propósito personal en el que creemos somos verdaderamente afortunadas 🙂

En el caso de la consultoría no tengo duda de que migraremos -lo estamos haciendo ya- hacia la resolución de problemas cada vez más complejos. Nuestro amigo y colaborador Javier G. Recuenco de Singular Solving nos habla sobre «santuarios humanos a salvo de la IA» en esta charla TEDx: